Nimes, vestigios romanos en la más española de las poblaciones francesas

I. Introducción:

En el sureste de Francia, a escasos 40 kilómetros del Mar Mediterráneo, se emplaza Nimes, una villa marcada por sus vestigios romanos y por la influencia española.

Con algo más de 150.000 habitantes, la capital del Departamento del Gard alberga un patrimonio histórico inigualable. Y es que la antigua Nemausus tiene el privilegio de contar con algunos de los edificios romanos mejor conservados del mundo, como su fabuloso anfiteatro o su mágico templo romano.

Pero además Nimes es famosa por sus fiestas llamadas 'Ferias', que recuerdan mucho a las que se viven en España, por sus corridas de toros y por su excelsa gastronomía. Platos típicos de la región, mas también numerosas terrazas y bares de tapas te harán sentirte como en casa. Por algo es la más española de las ciudades francesas.

Les Arènes de Nimes con la Estatua de Nimeño II / FUENTE: Archivo propio

II. Qué ver en Nimes:

8 lugares imprescindibles (los tienes que ver sí o sí): 📷

1. Les Arènes.

Les Arènes es uno de esos espacios que por sí mismos ya merecen un viaje, por largo que sea. Es, sin duda, uno de los anfiteatros romanos mejor conservados del mundo, si bien es cierto que ha sido remodelado en diversas ocasiones hasta lucir su imponente estética actual. Construido el 27 a. C., en tiempos del Emperador Augusto, fue fortificado en tiempos de los visigodos y posteriormente acogió en su interior la residencia de los Vizcondes de Nimes, llegando incluso a crearse un pequeño barrio con unas cien viviendas y dos capillas. Durante el siglo XVIII tales edificaciones desaparecieron adoptando un aspecto próximo al vigente. Sus 21 metros de altura, sus 120 arcadas y sus grandes dimensiones te impresionarán. 

En la actualidad, Les Arènes albergan todo tipo de espectáculos musicales y corridas taurinas y, en determinadas épocas del año, shows que rememoran los tiempos romanos. Tal es la relación de este recinto con el mundo de la tauromaquia que en sus inmediaciones se encuentra una estatua del fallecido torero Nimeño II.

En los alrededores, resultan interesantes la enorme Esplanade Charles-de-Gaulle con la Fuente Pradier de mármol blanco, el Teatro Christian Liger, el Musée des Cultures Taurines, el Musée des Beaux Arts, los distintos edificios judiciales, la Porte de France, la iglesia de Sainte-Perpétue, así como el Musée de la Romanité, del que hablaremos más adelante. 

Algo más lejos se encuentra el moderno edificio Nemausus, diseñado por Jean Nouvel, dedicado a viviendas sociales.

2. Place du Marché.

Si partiendo de Les Arènes tomas la Rue des Arènes y caminas escasos cien metros, toparás con la Place du Marché. Se trata de una estrecha pero alargada placita que en mi opinión es de las más especiales de toda la villa. Las hermosas terrazas de sus locales de ocio, su palmera central y su famosa Fuente del Cocodrilo, símbolo de la ciudad de Nimes, son sus grandes reclamos. Es un lugar ideal para relajarse degustando alguno de los platos típicos de la región. Si dulce o salado, lo dejo a tu elección.

De las proximidades, intenta sacar tiempo para ver el Ayuntamiento de la villa, el curioso Jacquemart, la Estatua del escritor Alphonse Daudet, la Capilla de los Jesuitas, la Galería de Préfiguration du Musée de la Romanité, y el Abribus de Philippe Starck.

3. Porte Auguste.

Tras disfrutar de la Place du Marché, te sugiero tomar la Rue de l'Hôtel de Ville, que más adelante se convierte en la Place de l'Hôtel de Ville y en la Rue des Greffes, hasta llegar al Boulevard Amiral Courbet. Allí, toma este Boulevard hacia la izquierda y camina unos 250 metros para arribar a la siguiente parada: la Porte Auguste, una construcción romana también del siglo I a. C., que formaba parte de una enorme muralla y que era una de las dos puertas de entrada a la ciudad -la otra, era la Porte de France, que se mantiene aún en pie, de un sólo arco y que suele pasar desapercibida para los ojos de los viajeros-. En la actualidad, se conservan los dos arcos de la Porte Auguste y algún otro vestigio más a su alrededor. Es cierto que su estado de conservación no es el más óptimo, pero no puedes irte de Nimes sin ver sus rincones más históricos. Y, la Porte Auguste, sin duda lo es.

De las zonas próximas, te destaco el Teatro Le Périscope y el Boulevard Gambetta.

4. Cathédrale Notre-Dame-et-Saint-Castor.

Tan sólo tendrás que caminar poco más de trescientos metros para llegar a la Catedral de Nimes desde la Porte Auguste. Para ello, toma de nuevo el Boulevard Amiral Courbet hacia el sur y toma a la derecha la Rue Curaterie, que después se transforma en la Place Bellecroix y, posteriormente, en la Rue Crémieux. Gira a la izquierda cuando llegues a la Rue Saint-Castor, que será la que te guiará hasta la Catedral.

El edificio original de la Catedral de Nimes se levantó en estilo románico durante los siglos XI y XII. No obstante, muy pocos son los elementos de la estructura actual que proceden de aquella época. Así, debido a los daños que sufrió, fue reconstruida prácticamente en su totalidad entre los siglos XVII y XIX con elementos procedentes del neoclásico y del neogótico, conservando en nuestros días el aspecto de aquellos tiempos. Como curiosidad, la basílica cuenta con nueve campanas.

En sus proximidades, sobresalen el Musée du Vieux Nîmes y su jardín, la Place du Chapitre con sus corrientes de agua -una preciosidad-, y la École des Beaux-Arts.

5. Place de l'Horloge.

Para arribar a la Place de l'Horloge desde la Catedral de Nimes únicamente deberás caminar hacia la Place aux Herbes y continuar recto por la Rue de la Madeleine. Enseguida, en unos 200 metros, te encontrarás a la Place de l'Horloge a mano derecha.

Es una plaza estrecha y alargada, como muchas de las más populares de la villa, cuyos grandes alicientes son sus entrañables terrazas y la Tour de l'Horloge, su emblema y la que dota de nombre al lugar. Se trata de una torre de 31 metros de altura con un gran reloj en el centro, que fue construida durante el siglo XVIII y que resulta bella de día, pero aún más por la noche cuando se ciernen sobre la misma distintos juegos lumínicos.

Bastante cerca, pásate también por la Capilla de Sainte-Eugénie, por la Fondation Domus, por el Teatro de Nimes y por la Casa de Nacimiento del escritor Alphonse Daudet.

6. Maison Carrée.

En la Place de l'Horloge toma la Rue de l'Horloge hacia la izquierda. En apenas dos minutos llegarás a la Maison Carrée. 


La Maison Carrée es de esas construcciones que enamoran a todos los amantes de la arquitectura y a los que cursamos en su día alguna asignatura de historia del arte. Edificado en mármol a finales del siglo I a. C., es un templo romano de planta rectangular de pequeñas dimensiones -26 metros de largo, 15 metros de ancho y 17 metros de altura-, que se alza sobre un podio con paredes verticales al que se accede mediante una escalinata central. 

Está considerado como uno de los ejemplos paradigmáticos de la arquitectura romana. Stendhal dijo de esta construcción que es el más hermoso vestigio de arquitectura que nos ha legado la Antigüedad. El ex presidente estadounidense Thomas Jefferson, por su parte, durante una estancia en Francia quedó enamorado de este edificio romano y ordenó construir una copia del mismo en el Estado de Virginia. Y es que poco más se puede añadir del templo romano mejor conservado de Europa.

En las zonas aledañas, tienes que ver la Maison du Protestantisme, la iglesia de Saint-Paul, la Place d'Assas, y el Carré d'Art -museo sobre el que entraremos en detalle más abajo-.


La Maison Carrée / FUENTE: Archivo propio
7.Les Jardins de la Fontaine.

Ahora tendrás que caminar algo más, pero no te asustes, es sólo un poquito más y a través de un agradable paseo. En la Maison Carrée te sugiero que tomes el Boulevard Alphonse Daudet y que camines hasta llegar al Quai de la Fontaine. Allí, camina con tranquilidad por este agradable paseo donde el agua deviene protagonista. En mi opinión, es una de las calles más especiales de Nimes junto con la Avenue Jean Jaurès. Precisamente el Quai de la Fontaine te conducirá a nuestra siguiente parada: Les Jardins de la Fontaine.


Se trata de uno de los parques públicos más antiguos de Europa y está considerado como uno de los más bellos de Francia. Construido en 1745 donde se alzaba un antiguo santuario romano merced a Luis XV, es uno de esos rincones mágicos, de los que enamoran a primera vista. Sus hermosas fuentes, sus arboledas, sus corrientes de agua y sus estatuas de mármol hacen de este espacio un paraje perfecto para detener las manecillas del reloj. Además, cuenta con algunos de los monumentos más relevantes de la villa, como la Tour Magne -sobre la que incidiremos unas líneas más abajo- y el Templo de Diana, del que se cree se construyó durante el siglo II y cuyas ruinas yacen en el parque desconociéndose cuál era su función en la época romana. 

Como curiosidad, cuentan que don Eusebio Güell pasó parte de su juventud en Nimes y que estaba enamorado de estos lindos jardines. Tanto es así, que le sugirió a Antoni Gaudí que en el parque que estaba diseñando en Barcelona, el famosísimo Parc Güell, se inspirase en la ciudad de Nimes y en Les Jardins de la Fontaine. De ahí, que en el Parc Güell se encuentren detalles como cocodrilos -el símbolo de Nimes-, y  viaductos o el banco ondulado, presentes en Les Jardins de la Fontaine.

Acércate también a la Avenue Jean Jaurès -de la que hablaremos en profundidad más adelante-, y a los Bains Romains. 

8. Castellum Aquae.

Tras visitar Les Jardins de la Fontaine es el momento de acercarse al Castellum Aquae. Para ello apenas tendrás que caminar alrededor de diez minutos. Toma la Rue Pasteur hasta la Place de la Révolution. Allí, sigue apenas unos metros por la Rue Clérisseau y toma por la izquierda la Rue de la Lampeze. Enseguida llegarás al Castellum Aquae.

Son unos vestigios romanos de lo que era el receptor de agua de un acueducto que llevaba agua a la ciudad para repartirla por la antigua villa romana de Nemausus. Una auténtica obra de ingeniería romana que suele pasar desapercibida, pero que resultó de enorme relevancia durante el pasado romano de la ciudad.

A escasos metros, trata de conocer también la Université de Nîmes.

Mi rincón: 💎

Rehabilitada por el afamado arquitecto Jean-Michel Wilmotte inspirándose en Las Ramblas de Barcelona, la Avenue Jean Jaurès se ha convertido en un impagable boulevard ideal para pasear. Esta linda avenida que nace en los Jardins de la Fontaine y muere a manos de la Avenue de la Liberté, ofrece durante un kilómetro y medio espacios para niños, terrazas, arboledas y corrientes fluviales en un paseo central que te recordará a los existentes en España. 

No muy lejos de donde comienza al sur esta Avenida, se encuentra el Colisée, un singular edificio diseñado por Kisho Kurokawa.

Las mejores vistas de la ciudad: 👀

Las mejores vistas de la ciudad las obtendrás desde uno de los iconos de esta bella villa: Ubicada en lo alto del Mont Cavalier y accesible por Les Jardins de la Fontaine, emerge la Tour Magne, una torre de la época romana -se cree que fue construida el 15 a.C.- de más de 32 metros de altura, a la que puedes subir y desde la que podrás vislumbrar la hermosura de Nimes en todo su esplendor. Imprescindible también tomarse una fotografía con esta histórica torre como acompañante, a la que incluso Victor Hugo le dedicó unas líneas.

III. Qué comer en Nimes:

Una comida: 🍲

La Brandade de Morue de Nîmes, una brandada de bacalao desmigado emulsionada con leche, aceite de oliva y ajo.

Un dulce: 🎂

Los Croquants Villaret, unas galletas rectangulares y estrechas con almendras, tremendamente crujientes.

IV. Qué beber en Nimes:

Una bebida: ☕

Si bien el manantial de la famosa agua Perrier, se encuentra en Vergèze, a escasos 20 kilómetros de Nimes, y el agua es la bebida más sana, te sugeriría que probases un vino de la denominación Costières-de-Nîmes; producen tintos, rosados y blancos, por lo que puedes probar el que más te guste. Cualquiera que sea tu elección, acertarás.

V. Dónde comer en Nimes:

4 restaurantes: 🍴

Con vistas: Ciel de Nîmes: Sito en la azotea del Carré d'Art, ofrece las mejores panorámicas de Nimes desde las alturas. Ver toda la grandeza de la villa y el resplandor de la Maison Carré desde su lateral es un lujo que debes permitirte. Su insuperable terraza y su cocina cimentada en productos de la región con guiños a los grandes clásicos galos, con algún hueco a productos españoles, también te convencerán. 
16 Place de la Maison Carrée, Nimes.
Precio: €€-€€€

Un clásico: Le Chapon Fin: Inaugurado en 1936, es una verdadera institución en esta ciudad francesa. Especializado en los platos típicos de la región, cuenta con diversos menús que se adaptan a las necesidades de todo tipo de comensales. Durante la temporada de Feria, además, sirve platos españoles como la paella o tablas de embutidos. Se halla a medio camino entre Les Arènes y la Maison Carrée. Excelente opción.
3 Rue Château Fadaise, Nimes.
Precio: €€-€€€

El favorito de los locales: Le Vintage: Restaurante repleto de lugareños y no muy conocido aún entre los turistas, que prepara con enorme esmero y acierto lo mejor de la cocina tradicional del sur de Francia. Con una amplia bodega y una muy buena calidad-precio, para mí ha sido un verdadero hallazgo. Su brandada de bacalao es espectacular. Cuenta además con una linda terraza. Se halla muy próximo a la Place du Marché.
7 Rue de Bernis, Nimes.
Precio: €€-€€€

Si echas de menos la comida española: À la Tchatche: En una ciudad como Nimes, con tanta presencia y oferta de restaurantes españoles, À la Tchatche es una verdadera referencia para los amantes de las tapas y de la gastronomía de nuestro país. Sito en un enclave privilegiado, junto a Les Arènes, proporciona unas sensacionales vistas de este espectacular coliseo desde su estupenda terraza. 
4 Rue Saint-Antoine, Nimes.
Precio: €€-€€€

2 templos de dulces: 🍫

Croquants Villaret: Se trata de la panadería más renombrada de la ciudad. Inaugurada en 1775, es el lugar donde se inventaron los Croquants Villaret, los dulces más populares de Nimes. Por tanto, es el mejor lugar para probar estas galletitas crujientes. Su visita es un must. Se ubica en las inmediaciones de la Place de l'Horloge.
13 Rue de la Madeleine, Nimes.
Precio: €€-€€€

Pâtisserie Francin: Muy próxima al Musée de la Romanité y, por tanto, bastante cercana también de Les Arènes, es una pastelería donde encontrarás los grandes clásicos y lo mejor de la repostería francesa. Sus tartas en general y sus milhojas son sublimes. Altamente recomendable.

25 Rue de la Republique, Nimes.
Precio: €€-€€€

VI. Qué hacer en Nimes:

2 museos imprescindibles: 🎨

Carré d'Art: En un edificio diseñado por el insigne arquitecto británico Norman Foster, que ya de por sí merece una visita, se enclava, entre otros, la biblioteca más relevante de la villa, además de un interesante museo de arte contemporáneo, con obras tanto de artistas locales como de pintores internacionales. Se encuentra al lado de la Maison Carrée.
Place de la Maison CarréeNimes.

Musée de la Romanité: Emplazado en un incomparable marco al lado de Les Arènes, el Musée de la Romanité es un espacio de reciente apertura -en particular, abrió sus puertas el pasado 2 de junio-, y que por tanto no se había inaugurado durante mi visita a la ciudad, pero que amenaza con convertirse en un imprescindible para cualquier viajero. Se trata de un museo arqueológico focalizado en los valiosos vestigios romanos de la villa y que recrea cómo era la ciudad durante aquellos lustros.
16 Boulevard des Arènes, Nimes.

VII. Excursiones desde Nimes:

2 excursiones recomendables: 🚌

Arlès: A poco más de treinta kilómetros de Nimes, en dirección sureste, se enclava Arlès, una bella población gala famosa por albergar diversos vestigios romanos de incalculable valor -entre ellos, el teatro, las galerías subterráneas y su espectacular anfiteatro, utilizado en la actualidad como sede de conciertos y de corridas de toros-, y por haber sido lugar de residencia del célebre pintor holandés Vincent Van Gogh -la ciudad cuenta con espacios en los que se custodian y exhiben obras de este genio de la pintura-.

Uzès: Es una bella localidad que te encantará. Su majestuoso palacio ducal, la imponente torre de su catedral, sus encantadoras placitas repletas de vida -de todas ellas, me quedaría con la Place aux Herbes-, y sus callejuelas con aires medievales hacen de este rincón un lugar enormemente recomendable. Se encuentra 25 kilómetros al norte, aproximadamente, de Nimes.

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