El Perigord Negro, el terruño de los pueblos más encantadores de Francia

I. Introducción:

El sureste del departamento de la Dordoña, en la región francesa de Aquitania, acoge uno de los lugares más mágicos del Viejo Continente. 

En mi opinión, no hay otro lugar en Francia que aúne tal cantidad de atractivos: una inigualable gastronomía -con los productos derivados del pato y de la oca como grandes estrellas-, una asombrosa retahíla de majestuosos castillos, unos cautivadores y románticos pueblecitos medievales -varios de ellos considerados de los más bellos del país galo-, unos valiosísimos yacimientos prehistóricos, o frondosos mantos de bosques oscuros, son algunas de sus señas de identidad.

No puede decirse que el Perigord Negro sea un secreto por descubrir, ya que fruto de sus innumerables encantos es la zona más turística de la provincia. Los visitantes quedan embelesados ante los pueblecitos que yacen inmutables desde hace siglos alrededor del caudal del Río Dordoña; pero también ante su principal villa, la preciosa localidad medieval de Sarlat-la-Canéda; y ante las menos conocidas poblaciones del valle del Río Vézère. Y es que es casi imposible encontrar un mejor destino que el Perigord Negro. Visítalo. No te arrepentirás.

La Roque-Gageac / FUENTE: Archivo propio

II. Qué ver en el Perigord Negro:

8 lugares imprescindibles (los tienes que ver sí o sí): 📷

1. Belvès.

Te sugiero comenzar la ruta por el Perigord Negro en la preciosa población de Belvès, al sureste del departamento de la Dordoña. Levantada en el siglo XI sobre un montecillo rocoso, es una fascinante ciudad medieval catalogada como uno de los pueblos más bellos de Francia, formando parte de 'Les plus beaux villages de France'. Sus sinuosas calles empedradas y ese aroma a la elegancia de antaño terminarán por cautivarte. 

Conocido como 'el pueblo de las siete torres', algunos de sus puntos de mayor interés son el castillo con murales de los siglos XIV y XVI, la iglesia Paroisse Notre-Dame de Capelou, la Place d'Armes presidida por la estructura del mercado que data del siglo XV, el castrum, las casas trogloditas, y sus siete torreones.

De los alrededores, son sumamente atractivos los pueblecitos de Orliac -donde parece haberse detenido el tiempo-, de Saint-Pompont -con su castillo y sus callejuelas-, de Siorac-en-Périgord -con la arquitectura típica de la región-, y de Coux-et-Bigaroque-Mouzens -encantador rincón a orillas del Dordoña, con el Château de Cazenac, apartado de su centro, como mayor reclamo-.

Si se dispone de tiempo, no obstante, una excelente opción es comenzar la ruta en Villefranche-du-Périgord y después continuar por Belvès. Villefranche-du-Périgord es un pequeño pueblo medieval que goza también de un especial encanto, con una linda plaza con arcadas, famosa por su mercado de setas -en temporada-, y por sus castañas en cuyo mundo se centra el museo Maison de la Châtaigne.

No muy lejos de Belvès, te gustará también el apacible pueblecito de Saint-Germain-de-Belvès, construido sobre una colina, que alberga una bella iglesia románica.

2. Castelnaud-la-Chapelle.

A una distancia de 15 kilómetros hacia el noreste de Belvès se alza Castelnaud-la-Chapelle, nuestra siguiente parada. Esta villa es otro de los grandes estandartes de esta región con un patrimonio arquitectónico sin parangón, siendo miembro destacado de 'Les plus beaux villages de France'. Se trata de un pequeño pueblo, donde las aguas del Río Le Céou se unen con las del Río Dordoña. 

Construcciones con aires medievales y calles empedradas empinadas permanecen guarecidas a los pies del Château de Castelnaud, que se levanta en la cima. Es un castillo del siglo XIII, desde el que obtendrás unas inmejorables vistas del valle del Dordoña y que alberga un destacado museo de guerra medieval; allí, las armaduras, las armas y las catapultas se erigen en sus máximos protagonistas.

Otros grandes reclamos de esta coqueta villa, pero algo alejados de su casco viejo, son el Ecomusée de la Noix -interesante museo sobre las nueces del que daremos unas pinceladas más abajo-, y como no podía ser de otra forma en una tierra de fortalezas medievales, los castillos de Milandes -majestuoso como pocos, en consonancia con sus bellos jardines-, de Fayrac -con la elegancia propia de los castillos franceses y con unos bucólicos espacios verdes a su alrededor-, y de Lacoste -también digno de mención por su arquitectura y por su edén verdáceo, que hoy acoge bodas y acontecimientos sociales-.

En los alrededores, son interesantes las poblaciones de Saint-Cybranet -con sus orquídeas y con el Château de Goursac-, y de Berbiguières -precioso rincón alrededor de otro imponente castillo-.


Castelnaud-la-Chapelle / FUENTE: Archivo propio
3. Domme.

Poco más de 10 kilómetros separan Castelnaud-la-Chapelle de Domme, otro plato fuerte de nuestra ruta por el Perigord Negro. Seguimos en la orilla sur del Río Dordoña, en un punto privilegiado, en una cima desde la que se atisba la belleza y el encanto del valle del Dordoña. Y es que Domme, otra localidad entre 'Les plus beaux villages de France', yace amurallada en lo alto de una pequeña colina, de ahí que sea conocida como 'la acrópolis del Perigord'. Allí, permanece impertérrita, como si el tiempo no hubiera transcurrido desde su creación en el siglo XIII.

Pasear por sus calles es discurrir por la grandeza del medievo. Su mirador de Belvedère, la Place de la Halle, sus puertas de entrada a la villa amurallada -sobre todo, la Porte des Tours, una de sus grandes enseñas-, su cueva Les Grottes de Domme -donde las caprichosas formas de las estalactitas y de las estalagmitas campan con una inusitada hermosura-, y el espacio L'Oustal du Périgord -interesante museo sobre la vida en el Perigord en tiempos pasados al que se entra gratuitamente si se muestra la entrada a la gruta-, son algunos de los rincones de Domme que no te puedes perder.

Pueblos cercanos que merecen una visita son Vitrac -con L'École Buissonnière, Café des Arts, un espacio sobre el que hablaremos más abajo, ideal para coger fuerzas y con el Château de Montfort-, Carsac-Aillac -una localidad que vive por y para el agua, con el parque Monkey's Forest-, Sainte-Mondane -con el Château de Fénelon-, Saint-Julien-de-Lampon -con los restos del Château de la Tourette y con el histórico horno de Mathevie-, Daglan -cautivador y lindo pueblecito con el Château Paulhiac-, Calviac-en-Périgord -con su reserva zoológica y con el Château Monteil-, y Bouzic -con sus casitas alrededor del corriente fluvial Le Céou y con su molino-.

4. La Roque-Gageac.

Ha llegado el momento de cruzar el Río Dordoña y de adentrarse por su no menos espectacular lado norte. 5 son los kilómetros entre el amurallado pueblo de Domme y la que para mí, es la localidad más especial no sólo del Perigord Negro, sino de Francia, La Roque-Gageac.

Como no podía ser de otro modo, La Roque-Gageac ha sido también nombrada como una de las poblaciones que son 'Les plus beaux villages de France'. A los pies de un acantilado rocoso, a orillas del Río Dordoña, se enclava este municipio que parece sacado de cualquier historieta de dibujos animados. Es un lugar con una fotogenia única, dotado de una hermosura insuperable.

Casitas con tejados puntiagudos, cuevas trogloditas en el acantilado, callecitas empedradas en pendiente y el hechizo de esos rincones mágicos, que te envuelven, son sus principales caracteres. Algunos de sus parajes de mayor interés son el Château de la Malartrie, la mansión Manoir de Tarde, la iglesia -rodeada por un curioso jardín exótico con palmeras, plataneras y cactus-, y sus tradicionales gabarras para recorrer el Dordoña, su principal fuente de vida.

Sin embargo, el destino fue especialmente cruel con La Roque-Gageac. En 1957 sufrió una terrible catástrofe: una enorme roca se desprendió del acantilado cayendo sobre el pueblo destruyendo una decena de viviendas, causando algunas muertes y quedando la carretera cortada durante un largo tiempo. Pero La Roque-Gageac subo resurgir de sus cenizas; se reconstruyó fiel a su tradición y hoy luce como nunca como uno de los lugares más especiales que he visto en mi vida.

5. Beynac-et-Cazenac.

Apenas otros 5 kilómetros separan La Roque-Gageac de Beynac-et-Cazenac, pero en el breve trayecto, te recomiendo que te detengas sí o sí en los impresionantes jardines de Marqueyssac, construidos en torno a un bello castillo de principios del siglo XIX. Y si de día son fascinantes, al caer la tarde, con velas, es mágico, idílico. Muchos de sus rincones te dejarán sin palabras.

Aterrizados en Beynac-et-Cazenac, nos volvemos a quedar sin habla. Es, en mi opinión, junto con la Roque-Gageac el lugar más fotogénico del Perigord Negro. Evidentemente, también cuenta con el sello de ser uno de 'Les plus beaux villages de France'.

Como la Roque-Gageac, el pueblo de Beynac-et-Cazenac se aferra a un pronunciado acantilado, encontrándose rodeado por éste y por las bucólicas aguas del Río Dordoña. Sus construcciones medievales, sus pronunciadas callejuelas adoquinadas y las flores y plantas que adornan sus rincones, dotan a este lugar de una enorme singularidad.

Y, por si fuera poco, en la cima del acantilado, emerge como un coloso el Château de Beynac, una maravilla arquitectónica del siglo XII y, sin lugar a dudas, uno de los mejores conservados de la región. Las legendarias disputas de antaño de sus señores, aliados del rey de Francia, con los señores del Château de Castelnaud, aliados de los ingleses, forman parte de la historia universal. Te recomiendo que veas sus históricas estancias y que eches un vistazo a los alrededores para disfrutar de una espléndida estampa del valle del Dordoña. 

Como dato, el Château de Beynac ha estado presente en largometrajes tales como 'Juana de Arco', 'Los Visitantes 2', 'Chocolat', 'La hija de d'Artagnan' o 'Por siempre jamás'. La visita de este castillo es un must en mayúsculas.

Tampoco desaproveches la oportunidad de visitar el parque arqueológico de Beynac, que cubre el período entre el Neolítico y la Edad del Hierro.

En las proximidades de Beynac-et-Cazenac, saca tiempo para ver Saint-Cyprien -un magnífico ejemplo de arquitectura del Perigord Negro-, Audrix -otro cautivador pueblo medieval, que cuenta en su término municipal con la cueva de Proumeyssac-, Campagne -con el majestuoso Château de Campagne, la iglesia románica del siglo XII y el yacimiento arqueológico Roc de Marsal-, Saint-Cirq -con la cueva prehistórica de Sourcier-, y especialmente, Le Bugue -a orillas del Río Vézère, con el ecomuseo de Bournat sobre la vida en el Perigord a finales del siglo XIX, con el enorme Aquárium du Périgord Noir, con la cueva de Bara-Bahau y con sus lindos rincones-. 

6. Sarlat-la-Canéda.

A 12 kilómetros al noreste de Beynac-et-Cazenac se localiza Sarlat-la-Canéda, la urbe más importante del Perigord Negro y su verdadero corazón. Es uno de los lugares más visitados de Francia y cuando vas por primera vez entiendes el porqué. Su centro histórico es incomparable, repleto de edificios góticos y renacentistas, a cual más bello. Un privilegio mayúsculo para la vista.

Ir a Sarlat es acudir al escenario de una película, de una obra de teatro medieval, a un rincón de los que marcan, de los que permanecen para siempre en la memoria. Es una de las ciudades con mayor número de monumentos históricos por metro cuadrado del mundo. Por ello, te sugiero perderte por sus calles adoquinadas y admirar cuanto encuentres a tu paso.

No obstante, si bien todo su centro merece una reverencia, sus puntos de mayor interés son la Catedral de Saint-Sacerdos, los palacetes Hôtel Plamon, Manoir de Gisson y de la Boétie, la curiosa construcción cónica Lanterne des Morts, la antigua iglesia de Sainte-Marie -hoy convertida en mercado y en centro cultural a manos del reputado arquitecto galo Jean Nouvel, y que cuenta con un ascensor panorámico para disfrutar de Sarlat-la-Canéda desde las alturas-, el ayuntamiento, y la Place du Marché des Oies -con las icónicas estatuas de tres ocas, uno de los puntos más populares de esta hechizante villa.- La ciudad es preciosa tanto de día como de noche. Un tesoro.

A las afueras del municipio, te encantarán también el Château de Campagnac y la iglesia Notre-Dame de Temniac.

Y, por supuesto, no puedes irte de Sarlat-la-Canéda sin probar sus excelencias gastronómicas en forma de foie gras, de tartas de nueces, de setas y de muchas otras joyas culinarias más que prefiero que descubras por ti mismo.

No muy lejos de Sarlat-la-Cáneda, tienes que ver sí o sí el pueblo de Les Eyzies-de-Tayac-Sireuil. Considerada como la capital mundial de la prehistoria, en su seno podrás disfrutar del Museo Nacional de Prehistoria, de las grutas de Grand Roc, de Font-de-Gaume y de Roc de Cazelle, de la cueva de Combarelles, de los refugios de Laugerie, del Château de Commarque, del Château de Beyssac, y del museo Cro-Magnon. Infinidad de historia en un único municipio.  

También es un must el municipio de Salignac-Eyvigues. El lindo Château de Salignac y los maravillosos jardines de Eyrignac, que salvando las distancias, tienen pinceladas de los de Versalles, son sus dos rincones que no te puedes perder.

También te gustarán las localidades de Saint-André-d'Allas -con las cabañas de Breuil-, de Meyrals -con el elegante Château de la Roque-, de Mauzens-et-Miremont -con el Château Madame y la fortaleza de Miremont-, de Marquay -con el refugio prehistórico de Cap Blanc, y con los castillos de Puymartin y de Laussel-, de Tursac -con la Maison Forte, el pueblo troglodita de La Madeleine, el Parque de la Prehistoria y el Château Marzac-, de Peyzac-le-Moustier -con la cueva La Roque Saint-Christophe y el parque de espectáculos medievales Village Médiéval-, de Tamniès -con su iglesia del siglo XII, su 'árbol de la libertad' y sus estanques de agua-, de Saint-Crepin-et-Carlucet -con sus históricas iglesias y el Château Lacypierre-, de Borrèze -lindo pueblecito-, de Orliaguet -otra apacible localidad-, de Peyrillac-et-Millac -con la iglesia de Millac-, de Carlux -con los jardines de Cadiot, los castillos de Rouffillac y de Rignac, y los vestigios del Château de Carlux-, de Simeyrols -con sus espacios naturales-, y de Saint-Vincent-le-Paluel -con el Château Le Paluel-.

7. Montignac.

Si partiendo de Sarlat-la-Canéda te desplazas unos 25 kilómetros al norte, llegarás a Montignac. Esta localidad goza de una enorme reputación en el país vecino por sus yacimientos arqueológicos, por lo que es una parada más que obligatoria para saber más de nuestros ancestros.

Descubierta por casualidad en 1940, la cueva de Lascaux compite con la de Altamira por el cetro a la Capilla Sixtina del arte Paleolítico. Es un referente, pero la cueva original se halla cerrada al público para preservar su conservación y evitar así cualquier eventual contratiempo.

No obstante, también en Montignac se han hecho dos réplicas de la cueva original, muy logradas ambas, para que nadie pueda perderse dicho legado de la Prehistoria. Tanto en Lascaux II como en Lascaux Centre International de l'Art Pariétal (Lascaux IV) -espacio del que daremos más detalles más abajo- podrás disfrutar de la grandeza del arte rupestre. También resulta muy atrayente el yacimiento de Regourdou.

Además, Montignac, atravesada por el Río Vézère, atesora una arquitectura prodigiosa, con atracciones tales como los castillos de Coulonges, de Puy Robert, y de Montignac, y de edificios como el del Hôtel Bouilhac, el del antiguo hospital Saint-Jean, y el de la Maison Duchêne, la iglesia Saint-Pierre-ès-Liens, y la chimenea sarracena del Hospital de Montignac. 

En los alrededores de Montignac, hay tres localidades que tendrías que encontrar un hueco para visitarlas. Una de ellas es Terrasson-Lavilledieu, una hermosa población cruzada por el Río Vézère, que cuenta con diversos lugares de interés como su puente viejo, los jardines de l'Imaginaire, el Château du Fraysse, y el museo del chocolate Bovetti.

Otra de ellas es Saint-Amand-de-Coly, catalogada como uno de 'Les plus beaux villages de France'. Es un must de cualquier ruta por el Perigord Negro. Rodeada de poética vegetación, cuenta con un patrimonio arquitectónico envidiable, entre los que sobresale el Château de la Grande Filolie y la Abadía de Saint-Amand-de-Coly, considerada como la construcción religiosa fortificada más bella de la región.

Y no le anda a la zaga Saint-Léon-sur-Vézère, otro pueblo clasificado entre 'Les plus beaux villages de France' y que también tienes que ver sí o sí. Es un cautivador pueblo medieval al que terminarás por rendirte. Pasear bajo los sauces a la orilla del Río Vézère, y admirar su iglesia románica del siglo XII es un privilegio al alcance de todos que deber permitirte. Y, además, cuenta con varios castillos que te trasladarán al pasado, como el de Clérans, el de Belcayre y el de Chaban, así como con un curioso templo budista, el de Dhagpo Kagyu Ling.

Si dispones de más tiempo, puedes pasarte también a ver la gruta de Rouffignac, el Château de l'Herm en Rouffignac-Saint-Cernin-de-Reilhac, así como las localidades de Ajat -con su castillo y sus iglesias-, de Thenon -bello pueblecito-, de Auriac-du-Périgord -con el Château de la Faye-, de Azerat -apacible municipio-, de La Bachellerie -con el Château de Rastignac-, de Peyrignac -con el Château de la Chapoulie y su bucólico río-, de Le-Lardin-Saint-Lazare -con el Château de Peiraux-, de Condat-sur-Vézère -con los castillos de la Petite Filolie y de Condat-, de Chavagnac -con la torre de Chavagnac-, de Aubas -con el Château de Sauveboeuf-, de Jayac, de Nadaillac, y de Paulin -otros encantadores pueblecitos-, de Saint-Geniès -rincón dotado de una increíble fotogenia-, de Plazac -con su linda iglesia y su jardín medieval-, de Fleurac -con el Château du Peuch-, de Sergeac -con el yacimiento de Castel-Merle-, y de Thonac -con el parque de Thot, y con el famoso Château de Losse y sus lindos jardines-. 

Si eres un apasionado de la literatura y/o del cine, los municipios de Bars -con sus frondosos bosques-, de Fanlac y de Fossemagne fueron parte relevante de la obra 'Jacquou le Croquant', del escritor francés Eugène Le Roy, que fue adaptada con notable éxito a la gran pantalla en 2007 y obtuvo dos nominaciones en los Premios César. 

8. Hautefort.

Tras visitar Montignac, te recomiendo desplazarte 30 kilómetros al norte, lugar donde se enclava la villa de Hautefort, el último stop que te propongo en esta maravilloso terruño del Perigord Negro.

Hautefort es una linda villa sita al norte del Perigord Negro, bastante próxima ya a la frontera con el Perigord Verde, archiconocida por ser la tierra de uno de los castillos más espectaculares de la región: el Château d'Hautefort.

En lo alto de una meseta, presidiendo el pueblo, que permanece postrado a sus pies, el Château d'Hautefort parece más un castillo del valle del Loira que del Perigord. Su impresionante silueta clásica se vislumbra desde la lejanía y no hay quien se resista a visitarlo. Construido en el siglo XII con fines defensivos, fue desde el siglo XVII transformado en una lujosa residencia. De ahí, que en la actualidad algunos de sus salones exhiban mobiliario de aquella época. Cabe apuntar no obstante que el castillo ha sufrido diversos infortunios que han provocado que hayan tenido que llevarse a cabo ingentes labores de reconstrucción para que el mismo pueda lucir su estampa actual.

Y si te encanta el Château d'Hautefort, también harán lo propio sus espléndidos y cuidados jardines, todo un ejemplo de elegancia, de exquisitez y de buen gusto.

Como curiosidad, este castillo ha estado presente en numerosos largometrajes como, por ejemplo, 'La muerte de Luis XIV', 'Jacquou le Croquant', 'Por siempre jamás', 'Plenty', 'Molière' u 'Ojo del diablo'.

El otro gran edificio de Hautefort es su antiguo hospicio, otra interesante construcción clasicista, que en la actualidad acoge un museo sobre la historia de la medicina, altamente recomendable.

Por último, bastante cerca de Hautefort, si dispones de tiempo adicional, son muy atractivos los municipios de Sainte-Orse -con los castillos de Sainte-Orse y de La Faye, y su iglesia románica-, de Gabillou -con sus chozas de piedra-, de Teillots -con sus árboles frutales-, de Châtres -con el Château de Larre-, de Granges d'Ans -con el Château de Redon-, y de Badefols-d'Ans -con el Château Badefols-d'Ans-.

III. Qué comer en el Perigord Negro:

Una comida: 🍲

El foie gras de la zona, ya sea de oca o de pato, es sublime.

Un dulce: 🎂

El gâteau aux noix, la tarta de nueces de la región.

IV. Qué beber en el Perigord Negro:

Una bebida: ☕

El pastis de Sarlat, una deliciosa bebida alcohólica anisada.

V. Dónde comer en el Perigord Negro:

Restaurantes: 🍴

Un restaurante en Belvès: Restaurant Le Home: Sito en el Hôtel Le Home, muy cerquita del ayuntamiento de Belvès, se emplaza esta auténtica joya del Perigord Negro. Platos sin artificios innecesarios pero con excelsas materias primas y en abundantes cantidades son sus señas de identidad. Como es habitual en la zona, su gran especialidad es el pato y sus productos derivados. Es una apuesta más que segura para aquellos que quieren comer bien a precios razonables. Tiene una agradable terraza.
3 Place Croix des Freres, Belvès.
Precio: €€-€€€

Un restaurante en Castelnaud-la-Chapelle: Le Tournepique: A orillas del Río Dordoña, en Castelnaud-la-Chapelle, se ubica este restaurante que sobresale por sus excepcionales vistas de dicho corriente fluvial y por su excelente gastronomía. En su carta encontrarás tanto platos típicos de la gastronomía vasca como de la zona del Perigord. Altamente recomendable.
Lieu Dit Tournepique, Castelnaud-la-Chapelle.
Precio: €€-€€€

Un restaurante en Domme: L'Esplanade: Si lo que buscas es uno de esos restaurantes elegantes franceses que destilen savoir faire por los cuatro costados, éste es tu restaurante. Enclavado sobre el acantilado coronado en lo alto por el pueblo de Domme, dentro del Hôtel L'Esplanade, ofrece una de las vistas más mágicas del valle del Dordoña. Restaurante clásico, de precios elevados y sumamente romántico, tanto en su interior, como en su adorable terraza.
2 Rue Pontcarral, Domme.
Precio: €€€€

Un restaurante en La Roque-Gageac: La Belle Étoile: El Hôtel Logis La Belle Étoile, en la población de La Roque-Gageac, alberga uno de los grandes templos de la gastronomía del Perigord Negro. La Belle Étoile eleva a la condición de arte la cocina de la región. Espléndidas materias primas, esmeradas presentaciones y una panorámica privilegiada del Río Dordoña -sobre todo, desde su linda terraza- han hecho de este restaurante uno de los mejor valorados de la zona.
D703, La Roque-Gageac.
Precio: €€€€

Un restaurante en Beynac-et-Cazenac: La Petite Tonnelle: En Beynac-et-Cazenac se halla este más que aconsejable restaurante especializado en la gastronomía de la región. Su fabulosa comida casera, y el encanto de sus interiores y de su terraza son una tentación difícilmente resistible. Cuenta, además, con diversos menús y fórmulas, con el fin de adecuarse a las necesidades de distintos tipos de clientes. Te sentirás como en casa.
Le Bourg, Beynac-et-Cazenac.
Precio: €€-€€€

Un restaurante en Sarlat-la-Canéda: Restaurant Bistrot L'Adresse: Sorprendente restaurante que basa su ingente éxito en una sólida cocina tradicional del Perigord con toques modernos y algún guiño a la gastronomía asiática. Bistrot con lo bueno de los restaurantes de antes pero adaptado a los tiempos de hoy. Una formidable opción en la turística Sarlat-la-Canéda.
10 Rue Fénelon, Sarlat-la-Canéda.
Precio: €€-€€€

Un restaurante en Montignac: La Roseraie: El Hôtel La Roseraie, de Montignac, esconde uno de los secretos mejor guardados del Perigord Negro: su restaurante de nombre homónimo, que sirve una sublime cocina de autor cimentada en la sólida base de los incomparables productos locales y que es una oda para el paladar. Además, ostenta una idílica terraza de lo más romántica.
11 Place d'Armes, Montignac.
Precio: €€-€€€

Un restaurante en Hautefort: Le Troubadour: En Hautefort, se localiza Le Troubadour, uno de los restaurantes más recomendables para probar la deliciosa gastronomía local. Su respeto por las insuperables materias primas de la región y la esmerada presentación de sus platos, hacen de este establecimiento una de las mejores opciones del Perigord Negro. Cuenta con una linda terraza.
1 Place Eugène Le Roy, Hautefort.
Precio: €€-€€€

Templos de dulces: 🍫

Maison Carré: La Maison Carré es sin duda una de las mejores pastelerías del Perigord Negro. Sus sabrosos pasteles, su fina bollería y sus panes recién horneados han convertido a este lugar en un auténtico santuario para los más golosos. Es una de las pastelerías más recomendables para degustar el gâteau aux noix. Se encuentra en Castelnaud-la-Chapelle.
Lieu Dit Tournepique, Castelnaud-la-Chapelle.
Precio: €€-€€€

Glacier Fabricant Lambert: Este negocio familiar ha sabido elaborar generación tras generación los mejores helados artesanos de la región desde su apertura en 1957. Si visitas Domme, el encantador pueblo donde se enclava, durante la temporada de verano, quizás tengas que hacer cola para probar sus delicias heladas, puesto que goza de una enorme reputación. De ser así, la espera te merecerá la pena. Te lo aseguro.
Place de la Halle, Domme.
Precio: €

L'École Buissonnière, Café des Arts: A escasos 5 kilómetros de Domme, en la otra orilla del Río Dordoña, en el pueblo de Vitrac, se encuentra este pequeño tesoro desconocido aún por la mayoría de viajeros. Su acogedora atmósfera, con una sala presidida por pupitres antiguos y con una cálida terraza, y sus sabrosas crêpes y galettes son una combinación absolutamente ganadora para cualquier desayuno o merienda que se precie. Buen lugar también para comer al mediodía.
Le Bourg, Vitrac.
Precio: €€-€€€

Pâtisserie Massoulier: Sarlat-la-Canéda acoge una de esas pastelerías tradicionales donde lo dulce adquiere tintes celestiales. Su gâteau au noix y cualquiera de sus productos, en especial, los de chocolate son sensacionales. Tiene además mesas exteriores para disfrutar de sus exquisiteces en tiempos de bonanza meteorológica.
33 Rue de la République, Sarlat-la-Canéda.
Precio: €€-€€€

VI. Qué hacer en el Perigord Negro:

2 museos imprescindibles: 🎨

Ecomusée de la Noix: En Castelnaud-la-Chapelle se halla uno de los museos más interesantes de este área de Francia, que se centra en el mundo de las nueces, el fruto seco por excelencia del Perigord. En este espacio museístico conocerás de primera mano los orígenes, la historia y la cultura de la recolecta de nueces en la región, así como algunos de los secretos de la elaboración del aceite de nuez. En su tienda, además, podrás comprar formidables productos con este fruto seco como gran protagonista.
Domaine de Vielcroze, Castelnaud-la-Chapelle.

Lascaux Centre International de l'Art Pariétal (Lascaux IV): En el término municipal de Montignac, se alza una de las muestras de arte parietal más destacadas de Francia, seguramente la que más. Si bien se trata de una reproducción de las pinturas descubiertas en la cueva original, también sitas en Montignac, las mismas están muy logradas. Es un espacio de suma relevancia para conocer un poquito más de nuestros antepasados. Si estás por la zona, su visita es un must.

Avenue de Lascaux, Montignac.

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