Viena, una oda a los edificio palaciegos, a la música y a los dulces
I. Introducción:
A orillas del Danubio se levanta una de las ciudades más bellas y cautivadoras del planeta. Viena es de esos rincones que te encandilan desde el principio y cuya visita te marca para toda la vida.Sita en el noreste de Austria, es una de las villas que más impresiona en directo. Majestuosos edificios, aroma a música, elegantes cafeterías y algunos de los dulces más renombrados del universo hacen de Viena un marco incomparable del que nunca querrás marchar. Ya lo verás, cada paso que des te deparará una agradable sorpresa. Destila belleza en cada esquina.
Con una cifra de habitantes cercana a los dos millones, la antigua capital del Imperio Austrohúngaro es un regalo para los sentidos: la vista se enamora de la grandilocuencia y hermosura de sus monumentos, el oído goza con la sonoridad de la música clásica y de los coros, el olfato disfruta con el agradable aroma que desprenden sus cafeterías y el gusto se deleita con la ciudad que vio nacer algunos de los dulces más universales. Y es que Viena es una insuperable y maravillosa oda a los edificios palaciegos, al mundo de la música y al universo de los postres. Créeme, caerás postrado ante sus encantos. Es inevitable.
Uno de los edificios del complejo de Hofburg desde la Heldenplatz / FUENTE: Archivo propio |
II. Qué ver en Viena:
8 lugares imprescindibles (los tienes que ver sí o sí): 📷
1. Rathaus.
El Ayuntamiento de Viena es una gigantesca y bella edificación de estilo neogótico construida entre 1872 y 1883. Su majestuosidad detiene el tiempo de los viajeros que lo vislumbran anonadados. De ingentes dimensiones para tratarse de una casa consistorial, preside la Rathausplatz, una plaza que acoge durante los meses de noviembre y diciembre uno de los mercados de adviento más afamados del planeta, y de enero a marzo una hermosa pista de patinaje sobre hielo.
Como curiosidad, el Rathaus se emplaza en los alrededores de la calle Ringstrasse, la avenida más famosa de la urbe y una de las más bellas del universo, con forma circular -de anillo- y que es el hogar de varios de los principales monumentos de la antigua capital del Imperio Austrohúngaro, como el propio Rathaus, el Parlamento, varios de los museos de mayor enjundia, el Stadtpark, la Ópera Nacional de Viena o Hofburg, entre otros muchos. Así que para no perderte ningún tesoro de los numerosos que esconde, te recomiendo que recorras esta linda avenida de principio a fin.
De los alrededores del Rathaus no puedes perderte el vecino Parlamento de Austria -colosal edificio a imagen y semejanza de las construcciones de la antigua Grecia, que se halla 'vigilado' por una estatua dorada de Pallas Atenea, diosa de la sabiduría según la mitología griega-, el Burgtheater -el teatro imperial de la corte de estilo neobarroco-, la Universidad de Viena, la iglesia de Minoritenkirche, el Sigmund Freud Park, la iglesia de Votivkirche -de estilo neogótico, se la considera una de las basílicas más espectaculares del siglo XIX-, el Sigmund Freud Museum -se ubica en el lugar donde residió Freud entre los 19 y los 47 años de edad-, el Gartenpalais Liechtenstein -majestuoso palacio de estilo barroco-, la Strudlhofstiege -unas curiosas y espectaculares escaleras al aire libre-, el Palais Kolin, el Palais Porcia, el Palais Hardegg, la iglesia de Schottenkirche, la iglesia de Pfarre Maria Treu y el Palais Strozzi.
Algo más alejado y hacia el norte, te sorprenderá la restauración efectuada por Friedensreich Hundertwasser, 'el Gaudí austriaco', en el Fernwärm Spittelau, una factoría propiedad de Wien Energy. Te parecerá por momentos estar en Barcelona sin salir de Viena.
2. Schloss Hofburg.
El Palacio Imperial de Hofburg es el complejo palaciego de mayores dimensiones de Viena y eso que la competencia es enorme. Se trata de un conjunto de edificios cuyas primeras piedras se pusieron en el siglo XIII y que ha ido añadiendo elementos hasta el siglo XX. Ha sido la residencia oficial de la familia Habsburgo durante cientos de años, de los emperadores del Imperio Austrohúngaro y en la actualidad lo es del presidente de Austria.
Construido en estilos diversos como el gótico, el historicismo o el barroco, es uno de los parajes más visitados de Austria por la acumulación de lugares icónicos que cobija. De todos ellos, tienes que ver sí o sí los antiguos salones imperiales, el Museo Sisí, la Biblioteca Nacional de Austria, la Escuela Española de Equitación, el Museo de Etnología de Viena, la cámara del tesoro secular y sacro, la capilla del Palacio Imperial, la Iglesia de los Agustinos, y el Museo del Papiro y el Weltmuseum.
En las zonas próximas al Palacio Imperial sobresalen la Heldenplatz, el parque Burggarten con la Estatua de Mozart y las Casas de las Mariposas y de las Palmeras, el parque Volksgarten con la Estatua de Sisí Emperatriz, la Maria-Theresien-Platz - el epicentro del Museumsquartier y, por tanto, donde se emplazan varios de los museos más relevantes de la ciudad, entre los que destacan, el Naturhistorisches Museum, el imprescindible Kunsthistorisches Museum, el Leopold Museum y el Momok-, la iglesia de Katolische Kirche Mariahilf, la Haus des Meeres, el Palais Pallavicini, el Jüdisches Museum der Stadt Wien, Pestsäule, la iglesia de Katholische Kirche St. Peter -espectacular templo barroco del siglo XVIII con una enorme cúpula verdácea-, el Palais Esterházy, el Museum der Illusionen, el Monumento a Johannes Guttenberg, la iglesia griega ortodoxa de Griechenkirche zur heiligen Dreifaltigkeit, la iglesia de Katholische Kirche St. Michael, y el Barrio Judío -también conocido como el Triángulo de las Bermudas, en el que tienes que pasear por las calles de Judengasse y Kurrentgasse, y por las plazas Judenplatz y Ruprechtsplatz -ésta última es el hogar de la Ruprechtskirche, la iglesia más antigua de Viena-, ver la torreta de Kornhäuselturm, la sinagoga de Stadttempel, el Altes Rathaus, el puente Hohe Brücke y la iglesia católica de María am Gestade, así como pasarte a las 12 horas por la plaza Hoher Markt -la más antigua de Viena y que acoge el Ankeruhr, un bonito reloj que a dicha hora protagoniza un desfile de figuritas al compás de música clásica vienesa-.
3. Wiener Staatsoper.
La Ópera Nacional de Viena es uno de los teatros de ópera más prestigiosos de todo el planeta. Ir a la antigua capital del Imperio Austrohúngaro y no disfrutar de una ópera en su santuario, sería un auténtico sacrilegio. No puedes ir a Viena sin ver uno de los mayores espectáculos musicales del mundo. En cuanto al edificio en sí, de corte neorrenacentista, fue enormemente criticado por los lugareños cuando se construyó en la segunda mitad del siglo XIX. Pero hoy en día es admirado y uno de los grandes emblemas de la bella ciudad austriaca.
Cerca, puedes disfrutar también de la Haus der Musik, de la iglesia de Annakirche, del Winterpalais des Prinzen Eugen, del Museo Albertina -sobre el que profundizaremos más abajo-, de la Cripta Imperial de Viena, de la fuente Donnerbrunnen, de la Mozart-Sterbehaus -la última casa de Mozart- y de la Catedral de Viena -de la que también hablaremos más adelante-.
4. Schloss Belvedere.
El Palacio Belvedere es uno de los enclaves más mágicos de la capital austriaca. Sus dos palacios y sus impresionantes jardines barrocos le convierten en uno de los lugares más fotografiados de Austria.
Sus construcciones palaciegas, también de estilo barroco, construidas durante las primeras décadas del siglo XVIII, resultan espectaculares arquitectónicamente. Y, además, albergan tesoros en su interior de incalculable valor. Por algo se han erigido en el espacio más visitado del bello país centroeuropeo. La primera de ellas, el Palacio Belvedere Superior, acoge espectaculares obras de arte, entre ellas, el cuadro El Beso, que pintado por Klimt es uno de las obras pictóricas más insignes de la historia de Austria.
Por su parte, el Palacio Belvedere Inferior fue la residencia de verano de Eugenio de Saboya, y destaca por la majestuosidad y fastuosidad de varias de sus salas, como la Sala de los Grotescos, la Galería de Mármol o la Habitación Dorada.
En las proximidades del Palacio, acércate a la Universidad Técnica de Viena, al Parque Schweizergarten y a su museo de arte moderno Belvedere 21, al Heeresgeschichtliches Museum -espectacular museo de historia militar de Viena-, al Botanischer Garten der Universität Wien, al Palacio de Schwarzenberg -palacio barroco convertido en un lujoso hotel de cinco estrellas-, a las fuentes de Hochstrahlbrunnen y al Monumento de Heldendenkmal der Roten Armee y, sobre todo, a la gigantesca y monumental Karlplatz. En esta plaza, se encuentra otra de las basílicas más hermosas de la ciudad, la Karlskirche, preciosa iglesia de la primera mitad del siglo XVIII de estilo barroco, que ostenta una impresionante cúpula de color verde que cobija unos preciosos frescos en su interior. Esta plaza también es el hogar del parque Resselpark, con diversos monumentos y un bucólico estanque de agua, así como del Wien Museum Karlsplatz.
Muy cerquita también merece destacarse el edificio de la Wiener Musikverein -espléndido auditorio de música clásica-, la Künstlerhaus, la Handelsakademie y la Secession -en especial, para los amantes del arte de Klimt-.
5. Stadtpark.
El que fuera el primer parque público de Viena, es una de las zonas verdes más lindas de la capital austriaca. Sus 65.000 metros cuadrados se te harán pequeños dada la belleza de sus parajes. Dividido en dos por el Río Wien, este parque de estilo inglés es famoso por las distintas estatuas que acoge; la más célebre de ellas, es la estatua dorada de Johan Strauss tocando el violín bajo un arco de mármol, de la que dicen que es el monumento más fotografiado de Austria. El edificio que preside el parque es el Kursalon, bonito palacio sede de mágicos conciertos y bailes.
De los aledaños, te recomiendo que te pases por el antiguo teatro Ronacher, por la iglesia de Katholische Franziskanerkirche, por la Mozarthaus Vienna -casa museo que expone distintas pertenencias de Mozart en el lugar donde residió entre 1784 y 1787-, por la iglesia de Katholische Jesuitenkirche, por la iglesia de Katolisches Pfarramt Maria Rotunda, por la iglesia de Sankt Barbara, por el MAK -Museo de Artes Aplicadas-, por la fuente Minervabrunnen, por el teatro Akademietheater y por la Wiener Konzerthaus -sede de la Orquesta Sinfónica de Viena-.
6. Hundertwasserhaus.
Si quieres ver algo distinto a la Viena clásica de tintes imperiales, te aconsejo que vayas a la Hundertwasserhaus, un complejo residencial ideado por Friedensreich Hundertwasser en la década de los ochenta del siglo XX que rompe con los clichés establecidos. Formas curvas y ondulantes, colorido a raudales y gran vegetación en sus balcones y terrazas han hecho de esta construcción del 'Gaudí austriaco' uno de los símbolos de la Austria más moderna y transgresora.
Cerquita, aprovecha para acercarte también al Palais des Beaux Arts, al Fälschermuseum, a la Kunst Haus Wien y al Hundertwasser Village -ambos obra también de Friedensreich Hundertwasser, y que si eres amante de su arte te encantarán-, y al edificio Rasumofsky.
7. Prater.
El Prater es un gigante y mítico parque ubicado en el Barrio de Leopoldstadt, al otro lado del Canal del Danubio. Su parte más conocida es su parque de atracciones con más de 250 puestos. Se dice de él que es el más antiguo del mundo y además da cobijo a una de las norias más famosas del planeta desde que se inaugurara en 1897. Así, ha estado presente en películas como 'The Third Man' o 'The Living Daylights'. Sus más de 60 metros de altura la han hecho erigirse en uno de los símbolos de Viena y en uno de los lugares desde donde obtener una de las mejores vistas de la ciudad. Como te imaginarás, subirte a esta noria tan especial es un must.
Puedes disfrutar también de las amplísimas zonas verdes del parque, caminar por Hauptallee, su calle principal, detenerte en el Museo del Prater o en el museo de cera Madame Tussaud de Viena, visitar su planetario, acercarte a la República de Kugelmugel, subirte al tren de Liliput o simplemente degustar cualquier producto local en los bares y restaurantes de este emblemático espacio verde.
En el Barrio de Leopoldstadt, donde se ubica el Prater, existe un sinfín de sitios de enorme interés. Es uno de los barrios cool de Viena y uno de los mejores lugares para divertirse. En especial, te recomiendo ver el Karmelitermarkt -seguramente el centro neurálgico del barrio y sede de un pintoresco mercado-, la sobresaliente arquitectura de las viviendas de Viertel Zwei y del Campus Universitario de Ciencias Económicas, el Ernst-Happel-Stadion -para los más futboleros, el campo donde España se proclamó vencedora de la Eurocopa de fútbol de 2008-, el enorme parque Augarten, y una de las iglesias que más me ha impresionado de Viena, la Franz Von Assisi Kirche -desconocida por la mayoría de turistas, muy cercana al Río Danubio y de estilo historicista, emerge como un coloso con sus techos de color rojizo, sus torreones y con sus aires de castillo medieval-, así como disfrutar del aire desenfadado y juvenil de las terrazas y restaurantes de este peculiar barrio.
8. Schloss Schönbrunn.
Alejado del centro histórico, el Palacio de Schönbrunn es otro de los grandes tesoros de la hermosa capital austriaca. Antigua residencia de verano de los Habsburgo y también conocido como 'el Versalles vienés', es un majestuoso palacio del siglo XVII considerado como una de las construcciones de estilo barroco más bellas de Europa.
Sus interiores también son dignos de elogio. Cuenta con centenares de salones de estilo rococó que han sido parte de la historia, como el Salón de los Espejos, el Gabinete Chino Oval, el Salón Vieux-Lacque, el Salón Chino Azul o el Salón del Millón.
Pero no menos impresionantes son sus bellos jardines barrocos. Fuentes, estatuas y vegetación lo convierten en un auténtico pulmón; y su Glorieta, el Museo de Carruajes Imperiales, el Jardín del Príncipe Heredero, su laberinto, su zoológico, la Casa de las Palmeras, la Casa del Desierto y sus ruinas romanas hacen de él una oda a los monumentos. Como no podía ser de otra manera, el Palacio y los jardines son Patrimonio Mundial de la Humanidad según la Unesco.
Si bien se encuentra en una zona algo separada del resto de principales atracciones de la urbe, de sus cercanías te destaco el parque Auer-Welsbach-Park, el Technisches Museum, el Palacio de Hetzendorf -de estilo barroco-, y la Alfred-Adler-Geburtshaus y, a algo más de distancia, el Raimund Theater y la iglesia de Maria Vom Siege -otra de las joyas ocultas de Viena, de estilo neogótico y de color marrón, que destaca por su espectacular cúpula central-.
Mi rincón: 💎
El Ayuntamiento de Viena es una gigantesca y bella edificación de estilo neogótico construida entre 1872 y 1883. Su majestuosidad detiene el tiempo de los viajeros que lo vislumbran anonadados. De ingentes dimensiones para tratarse de una casa consistorial, preside la Rathausplatz, una plaza que acoge durante los meses de noviembre y diciembre uno de los mercados de adviento más afamados del planeta, y de enero a marzo una hermosa pista de patinaje sobre hielo.
Como curiosidad, el Rathaus se emplaza en los alrededores de la calle Ringstrasse, la avenida más famosa de la urbe y una de las más bellas del universo, con forma circular -de anillo- y que es el hogar de varios de los principales monumentos de la antigua capital del Imperio Austrohúngaro, como el propio Rathaus, el Parlamento, varios de los museos de mayor enjundia, el Stadtpark, la Ópera Nacional de Viena o Hofburg, entre otros muchos. Así que para no perderte ningún tesoro de los numerosos que esconde, te recomiendo que recorras esta linda avenida de principio a fin.
De los alrededores del Rathaus no puedes perderte el vecino Parlamento de Austria -colosal edificio a imagen y semejanza de las construcciones de la antigua Grecia, que se halla 'vigilado' por una estatua dorada de Pallas Atenea, diosa de la sabiduría según la mitología griega-, el Burgtheater -el teatro imperial de la corte de estilo neobarroco-, la Universidad de Viena, la iglesia de Minoritenkirche, el Sigmund Freud Park, la iglesia de Votivkirche -de estilo neogótico, se la considera una de las basílicas más espectaculares del siglo XIX-, el Sigmund Freud Museum -se ubica en el lugar donde residió Freud entre los 19 y los 47 años de edad-, el Gartenpalais Liechtenstein -majestuoso palacio de estilo barroco-, la Strudlhofstiege -unas curiosas y espectaculares escaleras al aire libre-, el Palais Kolin, el Palais Porcia, el Palais Hardegg, la iglesia de Schottenkirche, la iglesia de Pfarre Maria Treu y el Palais Strozzi.
Algo más alejado y hacia el norte, te sorprenderá la restauración efectuada por Friedensreich Hundertwasser, 'el Gaudí austriaco', en el Fernwärm Spittelau, una factoría propiedad de Wien Energy. Te parecerá por momentos estar en Barcelona sin salir de Viena.
2. Schloss Hofburg.
El Palacio Imperial de Hofburg es el complejo palaciego de mayores dimensiones de Viena y eso que la competencia es enorme. Se trata de un conjunto de edificios cuyas primeras piedras se pusieron en el siglo XIII y que ha ido añadiendo elementos hasta el siglo XX. Ha sido la residencia oficial de la familia Habsburgo durante cientos de años, de los emperadores del Imperio Austrohúngaro y en la actualidad lo es del presidente de Austria.
Construido en estilos diversos como el gótico, el historicismo o el barroco, es uno de los parajes más visitados de Austria por la acumulación de lugares icónicos que cobija. De todos ellos, tienes que ver sí o sí los antiguos salones imperiales, el Museo Sisí, la Biblioteca Nacional de Austria, la Escuela Española de Equitación, el Museo de Etnología de Viena, la cámara del tesoro secular y sacro, la capilla del Palacio Imperial, la Iglesia de los Agustinos, y el Museo del Papiro y el Weltmuseum.
En las zonas próximas al Palacio Imperial sobresalen la Heldenplatz, el parque Burggarten con la Estatua de Mozart y las Casas de las Mariposas y de las Palmeras, el parque Volksgarten con la Estatua de Sisí Emperatriz, la Maria-Theresien-Platz - el epicentro del Museumsquartier y, por tanto, donde se emplazan varios de los museos más relevantes de la ciudad, entre los que destacan, el Naturhistorisches Museum, el imprescindible Kunsthistorisches Museum, el Leopold Museum y el Momok-, la iglesia de Katolische Kirche Mariahilf, la Haus des Meeres, el Palais Pallavicini, el Jüdisches Museum der Stadt Wien, Pestsäule, la iglesia de Katholische Kirche St. Peter -espectacular templo barroco del siglo XVIII con una enorme cúpula verdácea-, el Palais Esterházy, el Museum der Illusionen, el Monumento a Johannes Guttenberg, la iglesia griega ortodoxa de Griechenkirche zur heiligen Dreifaltigkeit, la iglesia de Katholische Kirche St. Michael, y el Barrio Judío -también conocido como el Triángulo de las Bermudas, en el que tienes que pasear por las calles de Judengasse y Kurrentgasse, y por las plazas Judenplatz y Ruprechtsplatz -ésta última es el hogar de la Ruprechtskirche, la iglesia más antigua de Viena-, ver la torreta de Kornhäuselturm, la sinagoga de Stadttempel, el Altes Rathaus, el puente Hohe Brücke y la iglesia católica de María am Gestade, así como pasarte a las 12 horas por la plaza Hoher Markt -la más antigua de Viena y que acoge el Ankeruhr, un bonito reloj que a dicha hora protagoniza un desfile de figuritas al compás de música clásica vienesa-.
3. Wiener Staatsoper.
La Ópera Nacional de Viena es uno de los teatros de ópera más prestigiosos de todo el planeta. Ir a la antigua capital del Imperio Austrohúngaro y no disfrutar de una ópera en su santuario, sería un auténtico sacrilegio. No puedes ir a Viena sin ver uno de los mayores espectáculos musicales del mundo. En cuanto al edificio en sí, de corte neorrenacentista, fue enormemente criticado por los lugareños cuando se construyó en la segunda mitad del siglo XIX. Pero hoy en día es admirado y uno de los grandes emblemas de la bella ciudad austriaca.
Cerca, puedes disfrutar también de la Haus der Musik, de la iglesia de Annakirche, del Winterpalais des Prinzen Eugen, del Museo Albertina -sobre el que profundizaremos más abajo-, de la Cripta Imperial de Viena, de la fuente Donnerbrunnen, de la Mozart-Sterbehaus -la última casa de Mozart- y de la Catedral de Viena -de la que también hablaremos más adelante-.
4. Schloss Belvedere.
El Palacio Belvedere es uno de los enclaves más mágicos de la capital austriaca. Sus dos palacios y sus impresionantes jardines barrocos le convierten en uno de los lugares más fotografiados de Austria.
Sus construcciones palaciegas, también de estilo barroco, construidas durante las primeras décadas del siglo XVIII, resultan espectaculares arquitectónicamente. Y, además, albergan tesoros en su interior de incalculable valor. Por algo se han erigido en el espacio más visitado del bello país centroeuropeo. La primera de ellas, el Palacio Belvedere Superior, acoge espectaculares obras de arte, entre ellas, el cuadro El Beso, que pintado por Klimt es uno de las obras pictóricas más insignes de la historia de Austria.
Por su parte, el Palacio Belvedere Inferior fue la residencia de verano de Eugenio de Saboya, y destaca por la majestuosidad y fastuosidad de varias de sus salas, como la Sala de los Grotescos, la Galería de Mármol o la Habitación Dorada.
En las proximidades del Palacio, acércate a la Universidad Técnica de Viena, al Parque Schweizergarten y a su museo de arte moderno Belvedere 21, al Heeresgeschichtliches Museum -espectacular museo de historia militar de Viena-, al Botanischer Garten der Universität Wien, al Palacio de Schwarzenberg -palacio barroco convertido en un lujoso hotel de cinco estrellas-, a las fuentes de Hochstrahlbrunnen y al Monumento de Heldendenkmal der Roten Armee y, sobre todo, a la gigantesca y monumental Karlplatz. En esta plaza, se encuentra otra de las basílicas más hermosas de la ciudad, la Karlskirche, preciosa iglesia de la primera mitad del siglo XVIII de estilo barroco, que ostenta una impresionante cúpula de color verde que cobija unos preciosos frescos en su interior. Esta plaza también es el hogar del parque Resselpark, con diversos monumentos y un bucólico estanque de agua, así como del Wien Museum Karlsplatz.
Muy cerquita también merece destacarse el edificio de la Wiener Musikverein -espléndido auditorio de música clásica-, la Künstlerhaus, la Handelsakademie y la Secession -en especial, para los amantes del arte de Klimt-.
5. Stadtpark.
El que fuera el primer parque público de Viena, es una de las zonas verdes más lindas de la capital austriaca. Sus 65.000 metros cuadrados se te harán pequeños dada la belleza de sus parajes. Dividido en dos por el Río Wien, este parque de estilo inglés es famoso por las distintas estatuas que acoge; la más célebre de ellas, es la estatua dorada de Johan Strauss tocando el violín bajo un arco de mármol, de la que dicen que es el monumento más fotografiado de Austria. El edificio que preside el parque es el Kursalon, bonito palacio sede de mágicos conciertos y bailes.
De los aledaños, te recomiendo que te pases por el antiguo teatro Ronacher, por la iglesia de Katholische Franziskanerkirche, por la Mozarthaus Vienna -casa museo que expone distintas pertenencias de Mozart en el lugar donde residió entre 1784 y 1787-, por la iglesia de Katholische Jesuitenkirche, por la iglesia de Katolisches Pfarramt Maria Rotunda, por la iglesia de Sankt Barbara, por el MAK -Museo de Artes Aplicadas-, por la fuente Minervabrunnen, por el teatro Akademietheater y por la Wiener Konzerthaus -sede de la Orquesta Sinfónica de Viena-.
El Palacio Kursalon en el Stadtpark / FUENTE: Archivo propio |
Si quieres ver algo distinto a la Viena clásica de tintes imperiales, te aconsejo que vayas a la Hundertwasserhaus, un complejo residencial ideado por Friedensreich Hundertwasser en la década de los ochenta del siglo XX que rompe con los clichés establecidos. Formas curvas y ondulantes, colorido a raudales y gran vegetación en sus balcones y terrazas han hecho de esta construcción del 'Gaudí austriaco' uno de los símbolos de la Austria más moderna y transgresora.
Cerquita, aprovecha para acercarte también al Palais des Beaux Arts, al Fälschermuseum, a la Kunst Haus Wien y al Hundertwasser Village -ambos obra también de Friedensreich Hundertwasser, y que si eres amante de su arte te encantarán-, y al edificio Rasumofsky.
7. Prater.
El Prater es un gigante y mítico parque ubicado en el Barrio de Leopoldstadt, al otro lado del Canal del Danubio. Su parte más conocida es su parque de atracciones con más de 250 puestos. Se dice de él que es el más antiguo del mundo y además da cobijo a una de las norias más famosas del planeta desde que se inaugurara en 1897. Así, ha estado presente en películas como 'The Third Man' o 'The Living Daylights'. Sus más de 60 metros de altura la han hecho erigirse en uno de los símbolos de Viena y en uno de los lugares desde donde obtener una de las mejores vistas de la ciudad. Como te imaginarás, subirte a esta noria tan especial es un must.
Puedes disfrutar también de las amplísimas zonas verdes del parque, caminar por Hauptallee, su calle principal, detenerte en el Museo del Prater o en el museo de cera Madame Tussaud de Viena, visitar su planetario, acercarte a la República de Kugelmugel, subirte al tren de Liliput o simplemente degustar cualquier producto local en los bares y restaurantes de este emblemático espacio verde.
En el Barrio de Leopoldstadt, donde se ubica el Prater, existe un sinfín de sitios de enorme interés. Es uno de los barrios cool de Viena y uno de los mejores lugares para divertirse. En especial, te recomiendo ver el Karmelitermarkt -seguramente el centro neurálgico del barrio y sede de un pintoresco mercado-, la sobresaliente arquitectura de las viviendas de Viertel Zwei y del Campus Universitario de Ciencias Económicas, el Ernst-Happel-Stadion -para los más futboleros, el campo donde España se proclamó vencedora de la Eurocopa de fútbol de 2008-, el enorme parque Augarten, y una de las iglesias que más me ha impresionado de Viena, la Franz Von Assisi Kirche -desconocida por la mayoría de turistas, muy cercana al Río Danubio y de estilo historicista, emerge como un coloso con sus techos de color rojizo, sus torreones y con sus aires de castillo medieval-, así como disfrutar del aire desenfadado y juvenil de las terrazas y restaurantes de este peculiar barrio.
8. Schloss Schönbrunn.
Alejado del centro histórico, el Palacio de Schönbrunn es otro de los grandes tesoros de la hermosa capital austriaca. Antigua residencia de verano de los Habsburgo y también conocido como 'el Versalles vienés', es un majestuoso palacio del siglo XVII considerado como una de las construcciones de estilo barroco más bellas de Europa.
Sus interiores también son dignos de elogio. Cuenta con centenares de salones de estilo rococó que han sido parte de la historia, como el Salón de los Espejos, el Gabinete Chino Oval, el Salón Vieux-Lacque, el Salón Chino Azul o el Salón del Millón.
Pero no menos impresionantes son sus bellos jardines barrocos. Fuentes, estatuas y vegetación lo convierten en un auténtico pulmón; y su Glorieta, el Museo de Carruajes Imperiales, el Jardín del Príncipe Heredero, su laberinto, su zoológico, la Casa de las Palmeras, la Casa del Desierto y sus ruinas romanas hacen de él una oda a los monumentos. Como no podía ser de otra manera, el Palacio y los jardines son Patrimonio Mundial de la Humanidad según la Unesco.
Si bien se encuentra en una zona algo separada del resto de principales atracciones de la urbe, de sus cercanías te destaco el parque Auer-Welsbach-Park, el Technisches Museum, el Palacio de Hetzendorf -de estilo barroco-, y la Alfred-Adler-Geburtshaus y, a algo más de distancia, el Raimund Theater y la iglesia de Maria Vom Siege -otra de las joyas ocultas de Viena, de estilo neogótico y de color marrón, que destaca por su espectacular cúpula central-.
Mi rincón: 💎
Si quieres conocer otra Viena, distinta a la de los majestuosos palacios, te recomiendo que te adentres en el submundo de las islas del Río Danubio y de la especie de península que conforman los barrios de Kaisermühlen y de Bruckhaufen.
La Isla de Gänsehaufel, de no muy grandes dimensiones, te encantará por sus playas y por sus zonas de recreo, especialmente recomendables para las épocas de buen tiempo -se encuentra conectada al barrio de Kaisermühlen por un puente-.
La Donauinsel, una alargada y estrecha isla con más de 21 kilómetros de logitud, te cautivará también por sus playas, y por sus afamados bares, restaurantes y discotecas. Si vas en el mes de junio, la Donauinsel se engalana durante unos días para recibir al Donauinselfest, el festival de música más relevante de la capital austriaca. Además de estar conectada esta isla vía puente tanto con el Barrio de Kaisermühlen como con el de Leopoldstadt, cuenta con una estación de metro.
El Barrio de Kaisermühlen, por su parte, sito entre el Viejo y el Nuevo Danubio, destaca por ser la parte más moderna de la ciudad, un distrito donde los enormes rascacielos son los protagonistas. Así, son numerosas las multinacionales y organizaciones que tienen sede allí, entre ellas, la Organización de las Naciones Unidas. Además, cuenta con el parque Donaupark, un inmenso oasis verde, presidido por la Donauturm, una torre de 252 metros de altura, a la que puedes subirte para divisar Viena desde las alturas.
El Barrio de Bruckhaufen, por su lado, tiene como elemento más destacado -y al que merece aproximarse por ello- la Islamisches Zentrum Wien, una preciosa y espectacular mezquita.
Ambos barrios están bien conectados con el centro de Viena tanto por carretera como a través de la red de metro.
La Isla de Gänsehaufel, de no muy grandes dimensiones, te encantará por sus playas y por sus zonas de recreo, especialmente recomendables para las épocas de buen tiempo -se encuentra conectada al barrio de Kaisermühlen por un puente-.
La Donauinsel, una alargada y estrecha isla con más de 21 kilómetros de logitud, te cautivará también por sus playas, y por sus afamados bares, restaurantes y discotecas. Si vas en el mes de junio, la Donauinsel se engalana durante unos días para recibir al Donauinselfest, el festival de música más relevante de la capital austriaca. Además de estar conectada esta isla vía puente tanto con el Barrio de Kaisermühlen como con el de Leopoldstadt, cuenta con una estación de metro.
El Barrio de Kaisermühlen, por su parte, sito entre el Viejo y el Nuevo Danubio, destaca por ser la parte más moderna de la ciudad, un distrito donde los enormes rascacielos son los protagonistas. Así, son numerosas las multinacionales y organizaciones que tienen sede allí, entre ellas, la Organización de las Naciones Unidas. Además, cuenta con el parque Donaupark, un inmenso oasis verde, presidido por la Donauturm, una torre de 252 metros de altura, a la que puedes subirte para divisar Viena desde las alturas.
El Barrio de Bruckhaufen, por su lado, tiene como elemento más destacado -y al que merece aproximarse por ello- la Islamisches Zentrum Wien, una preciosa y espectacular mezquita.
Ambos barrios están bien conectados con el centro de Viena tanto por carretera como a través de la red de metro.
Las mejores vistas de la ciudad: 👀
Si bien la visita de la Catedral de Viena es un must, hemos incluido la pertinente descripción en este apartado por aportar en este caso, y con diferencia, la mejor estampa de la ciudad desde las alturas. Pero que quede claro, no se puede ver Viena en su plenitud sin acercarse a su hermosa Catedral.
La Stephansdom se construyó sobre las ruinas de una iglesia levantada durante el siglo XII y fue posteriormente reformada en diversos períodos y en distintos estilos arquitectónicos: así, cuenta, entre otros, con elementos góticos, barrocos y románicos.
Como curiosidad, su interior acoge los restos mortales de diversos miembros de la familia Habsburgo y fue el lugar donde se oficiaron la boda y funeral del insigne Mozart. Precisamente de su interior deberías prestar atención al Púlpito de Pilgram, a las catacumbas, así como al Museo de la Catedral, que cobija pinturas y tallas de gran valor, y los tesoros catedralicios.
Exteriormente, la Stephansdom destaca sobre todo por su bello y peculiar tejado de azulejos, por las figuritas presentes en sus fachadas y por su gran torre en forma de aguja. Te aconsejo que hagas frente a la escalera de caracol que te guiará al mirador de la torre y que allí te detengas para divisar la grandeza de Viena. No te arrepentirás del esfuerzo, sus vistas son incomparables.
III. Qué comer en Viena:
Una comida: 🍲
El Wiener Schnitzel, sabrosísimo escalope de ternera -o de cerdo- empanado, que te aconsejo degustes con una ensalada de patatas.Un dulce: 🎂
Viena es una de las capitales más dulces. En ella, se han inventado algunos de los postres más universales del planeta. Por ese motivo, es imposible quedarse con un solo dulce. Ahora bien, si tuviera que elegir, te diría que no puedes irte sin probar la Tarta Sacher -célebre tarta de chocolate con una capa de mermelada-, ni el Apefelstrudel -popular torta de manzana caliente que suele acompañarse con salsa de vainilla-. Ambos son una delicia.IV. Qué beber en Viena:
Una bebida: ☕
El café es una religión para los vieneses. Tomar uno en una de sus reputadas y elegantes cafeterías es un regalo caído del cielo. Los hay de muchísimos tipos y se sirven de manera diversa, pero mi favorito es el Café Mélange, a base de café espresso, leche caliente y espuma de leche. Espectacular.V. Dónde comer en Viena:
4 restaurantes: 🍴
Con vistas: Das Loft: Si paseas por el Barrio de Leopoldstadt en las proximidades del Canal del Danubio y levantas tu mirada, verás como algo sorprendente llama tu atención en la última planta del Hotel Sofitel Vienna Stephansdom: sus espectaculares e inigualables juegos cromáticos. Una vez en el interior del restaurante, comprobarás como las expectativas que tenías cuando caminabas por la calle se habían quedado cortas. El restaurante es uno de los más mágicos en los que he estado, con sus coloridos e impagables techos, con sus inmejorables vistas del casco histórico, y con una excelente cocina moderna y refinada, que le ha valido para ser galardonado con una Estrella Michelín. Un lugar de ensueño.
Praterstrasse 1, Viena.
Precio: €€€€
Un clásico: Ofenloch: Sito junto a la Judenplatz, se encuentra este mítico restaurante vienés. Inaugurado en 1704, ha hecho las delicias de miles de clientes, generación tras generación. Su decoración de corte tradicional, donde la madera se erige en verdadera protagonista, y su sobresaliente cocina tradicional austriaca lo han aupado a los altares de los amantes de la buena comida y de la gastronomía local. Un clásico que nunca pasa de moda.
Kurrentgasse 8, Viena.
Precio: €€-€€€
El favorito de los locales: Schnitzelwirt: Dicen que es el mejor sitio para probar lo mejor de la gastronomía vienesa. Famoso por sus enormes Wiener Schnitzel, es el lugar adecuado para disfrutar de la cocina de la región y, además, a muy buenos precios. Sus filetes empanados son los preferidos por la población local. Un imprescindible en cualquier visita a la antigua capital del Imperio Austrohúngaro, que se encuentra en el Barrio de Neubau, a 15 minutos caminando del Museumsquartier.
Neubaugasse 52, Viena.
Precio: €
Si echas de menos la comida española: Lola Tapas: Entre la Judenplatz y el Canal del Danubio, pero más cerca de éste último, se alza este santuario de la gastronomía española que ha emergido con fuerza como uno de los restaurantes de moda de la capital austriaca. Tan es así que es uno de los establecimientos de la ciudad mejor valorados por los vieneses. Especializado en tapas, te hará sentirte como en casa. Un agradable descubrimiento.
Gonzagagasse 14, Viena.
Precio: €€-€€€
Herrengasse 14, Viena.
Precio: €€-€€€
Café Sacher: Sito en los aledaños de la Ópera Nacional de Viena, en la planta baja del lujoso Hotel Sacher, es uno de los cafés más legendarios del universo. De una exquisitez y un savoir faire de otra época, entrar en el Café Sacher es adentrarse en el mundo de la Viena imperial. Sus señoriales salones de color rojizo merecen ya de por sí una visita. Y, por si fuera poco, ostenta los derechos legales de la receta original de un pastel tan universal como la Tarta Sacher. La prueba de su notoriedad es que difícilmente podrás acceder a él sin hacer una larga cola. Café mítico donde los haya.
Philharmonikerstrasse 4, Viena.
Precio: €€€€
Café Mozart: También vecino de la Ópera Nacional de Viena, es otro de los establecimientos más afamados de la capital de Austria. Abierto en 1794, tres años después del fallecimiento del fabuloso músico al que da nombre, es un elegante y clásico café que ocupa un lugar privilegiado en el corazón de los vieneses. El local, que estuvo presente en la película The Third Man, es uno de los mejores lugares de la ciudad para degustar un Apfelstrudel. Es sublime. Excelente establecimiento también para comer o cenar.
Praterstrasse 1, Viena.
Precio: €€€€
Un clásico: Ofenloch: Sito junto a la Judenplatz, se encuentra este mítico restaurante vienés. Inaugurado en 1704, ha hecho las delicias de miles de clientes, generación tras generación. Su decoración de corte tradicional, donde la madera se erige en verdadera protagonista, y su sobresaliente cocina tradicional austriaca lo han aupado a los altares de los amantes de la buena comida y de la gastronomía local. Un clásico que nunca pasa de moda.
Kurrentgasse 8, Viena.
Precio: €€-€€€
El favorito de los locales: Schnitzelwirt: Dicen que es el mejor sitio para probar lo mejor de la gastronomía vienesa. Famoso por sus enormes Wiener Schnitzel, es el lugar adecuado para disfrutar de la cocina de la región y, además, a muy buenos precios. Sus filetes empanados son los preferidos por la población local. Un imprescindible en cualquier visita a la antigua capital del Imperio Austrohúngaro, que se encuentra en el Barrio de Neubau, a 15 minutos caminando del Museumsquartier.
Neubaugasse 52, Viena.
Precio: €
Si echas de menos la comida española: Lola Tapas: Entre la Judenplatz y el Canal del Danubio, pero más cerca de éste último, se alza este santuario de la gastronomía española que ha emergido con fuerza como uno de los restaurantes de moda de la capital austriaca. Tan es así que es uno de los establecimientos de la ciudad mejor valorados por los vieneses. Especializado en tapas, te hará sentirte como en casa. Un agradable descubrimiento.
Gonzagagasse 14, Viena.
Precio: €€-€€€
Templos de dulces: 🍫
Café Central: Es una de las cafeterías más emblemáticas no sólo de Viena, sino del mundo entero. Emplazado a poco más de 300 metros del Palacio de Hofburg, ha sido desde su inauguración en 1876 uno de los cafés más relevantes del planeta. El que fuera punto de encuentro habitual de personajes tan célebres como Sigmund Freud o Leon Trotsky, es en la actualidad un santuario tanto para la burguesía como para los turistas. Es un café elegante donde los haya, con hermosas columnas y arcos, y donde los dulces se exhiben en su máxima expresión. La estrella de la casa es la Café Central Torte, una tarta de chocolate, mazapán y ligero sabor a naranja amarga. Celestial.Herrengasse 14, Viena.
Precio: €€-€€€
Café Sacher: Sito en los aledaños de la Ópera Nacional de Viena, en la planta baja del lujoso Hotel Sacher, es uno de los cafés más legendarios del universo. De una exquisitez y un savoir faire de otra época, entrar en el Café Sacher es adentrarse en el mundo de la Viena imperial. Sus señoriales salones de color rojizo merecen ya de por sí una visita. Y, por si fuera poco, ostenta los derechos legales de la receta original de un pastel tan universal como la Tarta Sacher. La prueba de su notoriedad es que difícilmente podrás acceder a él sin hacer una larga cola. Café mítico donde los haya.
Philharmonikerstrasse 4, Viena.
Precio: €€€€
Café Mozart: También vecino de la Ópera Nacional de Viena, es otro de los establecimientos más afamados de la capital de Austria. Abierto en 1794, tres años después del fallecimiento del fabuloso músico al que da nombre, es un elegante y clásico café que ocupa un lugar privilegiado en el corazón de los vieneses. El local, que estuvo presente en la película The Third Man, es uno de los mejores lugares de la ciudad para degustar un Apfelstrudel. Es sublime. Excelente establecimiento también para comer o cenar.
Albertinaplatz 2, Viena.
Precio: €€-€€€
Demel: Es la chocolatería por excelencia de Viena. Localizada en las proximidades del Palacio Imperial de Hofburg y con vida desde 1786, fue durante mucho tiempo proveedora oficial de la casa imperial y dicen que la confitería preferida de Sisí Emperatriz. Sus interiores con tintes imperiales y sus espléndidos dulces te cautivarán. Todos ellos son excelsos, pero sobre todo sus dos grandes especialidades, la Anna Torte -uno de los pasteles de chocolate más deliciosos que he probado nunca-, y la Eduard Tarta Sacher, -que compite con la Tarta original del Café Sacher por el cetro a la mejor Tarta Sacher del mundo-.
Kohlmarkt 14, Viena.
Precio: €€-€€€
Café Sperl: En las cercanías de la Karlsplatz y del Museumsquartier se alza uno de los cafés más fabulosos de la ciudad. Ataviado de mesas de mármol, enormes lámparas y mesas de billar, es una de las cafeterías más bellas de Viena. Presente en la vida de los vieneses desde 1880 y galardonado en 1998 como el mejor café de Austria, ha aparecido en clásicos del celuloide como Before Sunrise y en filmes más recientes como A Dangerous Method. Los dulces los bordan en general, pero si tuviera que recomendarte uno, te sugeriría que probaras la especialidad de la casa, la Sperl Torte, una tarta de chocolate, vainilla, canela y masa de almendras. Espléndida. Gran opción también para comer o cenar.
Gumpendorfer Strasse 11-13, Viena.
Precio: €€-€€€
Café Landtmann: Enfrente del Ayuntamiento de Viena se ubica el que para muchos es el café más elegante de la ciudad. Y eso que la competencia es de órdago. El establecimiento, que inició su andadura en 1873, ha sido frecuentado por todo tipo de celebridades. Una pequeña muestra de ello son Marlene Dietrich, Paul McCartney o Hillary Clinton. Distinguido a la par que estiloso, ofrece algunos de los dulces más exquisitos de la ciudad, entre los que destacan su soberbio Apfelstrudel y la Landtmann Torte, una exquisita tarta con finas capas de masa de avellana, mazapán de naranja y nougat de avellana. Ambos son memorables. Ideal también para comer o cenar.
Universitaetsring 4, Viena.
Precio: €€-€€€
Café Hawelka: Muy cerquita de la Catedral de Viena se halla este emblemático café. Lugar de encuentro habitual de pensadores, escritores e intelectuales desde que abrió sus puertas en 1939, es un elegante establecimiento con mesas de mármol y clasicismo por los cuatro costados. Es famoso por elaborar los Buchteln, unos deliciosos bollos rellenos de mermelada, que inundan el local de un agradable e inconfundible aroma cuando se están horneando. Son espectaculares.
Dorotheergasse 6, Viena.
Precio: €€-€€€
Gerstner K. u. K. Hofzuckerbäcker: Otro establecimiento emblemático sito al lado de la Ópera Nacional de Viena. Esta cafetería, que vio la luz en 1847, es una de las más finas, afamadas y lujosas de toda la ciudad. Su enclave es privilegiado: en pleno centro histórico y en un local de tres plantas. Pero es que además ostenta la categoría de confitería imperial y real. Y es que sus chocolates son de los más deliciosos del país. Sus dos dulces más populares son la Gerstner Torte, una tarta con delicada crema de chocolate, y la Sisí Torte, un pastel con delicioso chocolate, mermelada de grosella y mazapán. Son maravillosos.
Kärntner Strasse 51, Viena.
Precio: €€-€€€
Precio: €€-€€€
Demel: Es la chocolatería por excelencia de Viena. Localizada en las proximidades del Palacio Imperial de Hofburg y con vida desde 1786, fue durante mucho tiempo proveedora oficial de la casa imperial y dicen que la confitería preferida de Sisí Emperatriz. Sus interiores con tintes imperiales y sus espléndidos dulces te cautivarán. Todos ellos son excelsos, pero sobre todo sus dos grandes especialidades, la Anna Torte -uno de los pasteles de chocolate más deliciosos que he probado nunca-, y la Eduard Tarta Sacher, -que compite con la Tarta original del Café Sacher por el cetro a la mejor Tarta Sacher del mundo-.
Kohlmarkt 14, Viena.
Precio: €€-€€€
Café Sperl: En las cercanías de la Karlsplatz y del Museumsquartier se alza uno de los cafés más fabulosos de la ciudad. Ataviado de mesas de mármol, enormes lámparas y mesas de billar, es una de las cafeterías más bellas de Viena. Presente en la vida de los vieneses desde 1880 y galardonado en 1998 como el mejor café de Austria, ha aparecido en clásicos del celuloide como Before Sunrise y en filmes más recientes como A Dangerous Method. Los dulces los bordan en general, pero si tuviera que recomendarte uno, te sugeriría que probaras la especialidad de la casa, la Sperl Torte, una tarta de chocolate, vainilla, canela y masa de almendras. Espléndida. Gran opción también para comer o cenar.
Gumpendorfer Strasse 11-13, Viena.
Precio: €€-€€€
Café Landtmann: Enfrente del Ayuntamiento de Viena se ubica el que para muchos es el café más elegante de la ciudad. Y eso que la competencia es de órdago. El establecimiento, que inició su andadura en 1873, ha sido frecuentado por todo tipo de celebridades. Una pequeña muestra de ello son Marlene Dietrich, Paul McCartney o Hillary Clinton. Distinguido a la par que estiloso, ofrece algunos de los dulces más exquisitos de la ciudad, entre los que destacan su soberbio Apfelstrudel y la Landtmann Torte, una exquisita tarta con finas capas de masa de avellana, mazapán de naranja y nougat de avellana. Ambos son memorables. Ideal también para comer o cenar.
Universitaetsring 4, Viena.
Precio: €€-€€€
Café Hawelka: Muy cerquita de la Catedral de Viena se halla este emblemático café. Lugar de encuentro habitual de pensadores, escritores e intelectuales desde que abrió sus puertas en 1939, es un elegante establecimiento con mesas de mármol y clasicismo por los cuatro costados. Es famoso por elaborar los Buchteln, unos deliciosos bollos rellenos de mermelada, que inundan el local de un agradable e inconfundible aroma cuando se están horneando. Son espectaculares.
Dorotheergasse 6, Viena.
Precio: €€-€€€
Gerstner K. u. K. Hofzuckerbäcker: Otro establecimiento emblemático sito al lado de la Ópera Nacional de Viena. Esta cafetería, que vio la luz en 1847, es una de las más finas, afamadas y lujosas de toda la ciudad. Su enclave es privilegiado: en pleno centro histórico y en un local de tres plantas. Pero es que además ostenta la categoría de confitería imperial y real. Y es que sus chocolates son de los más deliciosos del país. Sus dos dulces más populares son la Gerstner Torte, una tarta con delicada crema de chocolate, y la Sisí Torte, un pastel con delicioso chocolate, mermelada de grosella y mazapán. Son maravillosos.
Kärntner Strasse 51, Viena.
Precio: €€-€€€
VI. Qué hacer en Viena:
2 museos imprescindibles: 🎨
Kunsthistorisches Museum: En un imponente palacio del Museumsquartier se encuentra el Museo de Historia del Arte de Viena, el espacio artístico más visitado de Austria tras el Palacio Belvedere. Se trata de una espléndida pinacoteca, que alberga algunas de las obras pictóricas más relevantes de pintores de la talla de Rubens, Velázquez o Rembrandt. Y, por si fuera poco, ostenta una increíble exposición de antigüedades, y una de las colecciones de monedas y medallas más grandes del mundo.
Maria-Theresien-Platz, Viena.
Albertina: Sito en un antiguo palacio de los Habsburgo, se emplaza otro de los grandes museos de la ciudad. Sobresale por ostentar una de las colecciones gráficas más relevantes del planeta, al disponer de 65.000 dibujos, aproximadamente, y de casi un millón de grabados. Pero es que además contiene una muy relevante muestra de obras de artistas como Monet, Cézanne, Matisse o Picasso y unos salones clasicistas de tremenda belleza.
Albertinaplatz 1, Viena.
Maria-Theresien-Platz, Viena.
Albertina: Sito en un antiguo palacio de los Habsburgo, se emplaza otro de los grandes museos de la ciudad. Sobresale por ostentar una de las colecciones gráficas más relevantes del planeta, al disponer de 65.000 dibujos, aproximadamente, y de casi un millón de grabados. Pero es que además contiene una muy relevante muestra de obras de artistas como Monet, Cézanne, Matisse o Picasso y unos salones clasicistas de tremenda belleza.
Albertinaplatz 1, Viena.
VII. Excursiones desde Viena:
2 excursiones recomendables: 🚌
Valle de Wachau: Te recomiendo desplazarte hacia el curso alto del Danubio, unos 80 kilómetros, para disfrutar de una zona espectacular: el Valle del Wachau. Los puntos que no deberías perderte bajo ningún concepto serían el encantador pueblo de Dürnstein y los restos de su castillo, el pueblecito de Krems an der Donau y sus viñedos, y Melk y su abadía benedictina, considerada una de las construcciones barrocas más relevantes de Austria y ganadora en 2008 del galardón al mejor destino histórico del mundo.
Bosques de Viena: Te sugiero iniciar el recorrido visitando la bonita e histórica ciudad balneario de Baden, sita a unos 40 kilómetros de Viena en dirección suroeste. Después, sería interesante visitar el Pabellón de Caza de Mayerling, lugar donde trágicamente aparecieron muertos el Príncipe Rodolfo, el único hijo del Emperador Francisco José, y la Baronesa Vetsera. Acto seguido deberías acercarte a la Abadía cisterciense de Heiligenkreuz y ver así su destacado claustro medieval. Y, posteriormente, te aconsejo que te detengas a disfrutar de la naturaleza en su máximo esplendor en el Parque Natural de Föhrenberge, para terminar la excursión en la Seegrotte, cueva que tiene el honor de ser el hogar del mayor lago subterráneo de Europa.
Bosques de Viena: Te sugiero iniciar el recorrido visitando la bonita e histórica ciudad balneario de Baden, sita a unos 40 kilómetros de Viena en dirección suroeste. Después, sería interesante visitar el Pabellón de Caza de Mayerling, lugar donde trágicamente aparecieron muertos el Príncipe Rodolfo, el único hijo del Emperador Francisco José, y la Baronesa Vetsera. Acto seguido deberías acercarte a la Abadía cisterciense de Heiligenkreuz y ver así su destacado claustro medieval. Y, posteriormente, te aconsejo que te detengas a disfrutar de la naturaleza en su máximo esplendor en el Parque Natural de Föhrenberge, para terminar la excursión en la Seegrotte, cueva que tiene el honor de ser el hogar del mayor lago subterráneo de Europa.
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